Este es un mensaje con el cual se comprueba cómo en la Biblia se encuentra toda la información acerca de la necesidad que tenemos de salvar nuestra alma. Tú, lector, tienes un alma que salvar; y yo también tengo un alma que salvar; cada persona la tiene. Y cada persona tiene el derecho de escoger si su propia alma se salve o dejarla que se pierda. Normalmente, si el alma de una persona se pierde, es porque esa persona decidió escoger el camino espiritual de perdición.
Toda la información que una persona necesita para que su alma sea salva está en la Biblia católica y en otras Biblias. Y todo el mundo debería tratar de salvar su propia alma, porque después que el alma se ha perdido y se ha desaparecido en las tinieblas espirituales, lo que esa alma experimentará será llanto, dolor, desesperación, remordimiento, y lamento por haber escogido el camino equivocado. Por eso es necesario que la persona trate de lograr que su propia alma sea salva. En otra ocasión se explicó que solo a través de Cristo Jesús es que es posible para una persona salvar su propia alma. Ahora se amplía con más detalles.
Para un alma poder entrar al Reino de Dios, cuando esa alma sale de su cuerpo humano en que ha estado, esa alma necesita la aprobación de Dios. Y en las afueras del Reino de Dios están lo que llaman las tinieblas de afuera. Por eso en el Libro de Mateo, capítulo 8 y verso 12, la Biblia católica dice: «En cambio, los que debían entrar al Reino serán echados afuera, a las tinieblas, donde hay llanto y desesperación» (Mateo 8:12). Esto se refiere a aquellas almas que deberían calificar para entrar al Reino de Dios, pero por haber escogido el camino equivocado no logran entrar. Por eso es necesario apegarse a Cristo Jesús para que el alma de una persona pueda entrar al Reino de Dios. No basta con que la persona sea buenísima y obediente a Dios; si no es por Jesús (Cristo) nadie puede entrar al Reino. Por eso Jesús dijo: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Padre sino es por mí» (San Juan 14:6, Biblia católica). Aquí, el Padre es Dios. En la Biblia hay un ejemplo de una persona muy buena y obediente a Dios. Pero esa persona necesitaba apegarse a Jesucristo. Esa persona se llamaba Cornelio; y la historia de Cornelio está en el capítulo 10 del libro de Los Hechos en la Biblia católica. Cornelio, a pesar de ser una persona ejemplarmente buena y devota a Dios, necesitaba apegarse a Jesucristo para salvar su alma, las de su familia y amigos. Por eso el Espíritu Santo le indicó cómo hacerlo (ver el capítulo #10 del libro de Los Hechos).
Lo primero que una persona tiene que hacer es buscar a Jesucristo como su Salvador personal; y hacer también lo que la Biblia enseña en el libro de Los Hechos 2:37-38. Solamente por medio de Jesús (Cristo) es que una persona consigue la aprobación de Dios para entrar al Reino de Él. Porque en la Biblia católica se lee: "Único es Dios, único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, verdadero hombre" (1 Timoteo 2:5, Biblia católica). Jesús (Cristo) es el Único quien puede interceder con Dios a favor de una persona, ya que los pecados que uno ha cometido durante toda su vida acusan a uno delante de Dios. Por eso es que la Biblia católica, en 1 Juan capítulo 2 y verso 1 dice: «Hijitos míos, les escribo para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos un abogado ante el Padre: es Jesucristo, el Justo"»(1 Juan 2:1).
Entonces, según la Biblia católica, Jesucristo es un Abogado del que cree en Él. Pero es bueno recordar que siempre un abogado quiere y desea hablar directamente con el acusado que defiende. Lo mismo le sucede a la persona defendida: le urge comunicarse con su Abogado. Aún más, un abogado y el acusado deben estar en constante comunicación; intercambiando ideas y necesidades. Por eso es que cada creyente debe de estar en comunicación directa con Jesucristo (el Abogado); el creyente no debe estar comunicándose con Jesús a través de un santo o a través de María, la madre de Jesús. Sino que debe de estar en comunicación directa por medio de oraciones, súplicas y ayunos. Por eso es que Cristo no desea comunicarse con el creyente a través de María, su madre; o a través de un santo. Y puesto que Jesús es el Abogado, el acusado (el creyente) es quién debe buscarlo a Él, con el fin de que actúe en su defensa.
El creyente debe desear que Cristo lo represente delante de Dios, ya que ante Dios el creyente está lleno de pecados que lo acusan. Porque todos somos pecadores; y esto lo dice la Biblia católica en Romanos 3:22-23, donde dice: «Dios nos hace justos mediante la fe en Jesucristo, y eso vale para todos los que creen, sin distinción de personas. Pues todos pecaron y a todos les falta la Gloria de Dios» (Romanos 3:22,23). Eso quiere decir que, durante el curso de nuestras vidas, todos hemos estado pecando y por eso a todos nos falta la Gloria de Dios. Por eso nadie califica para llegar a Dios (a Su Reino) por sí solo. Hay que poner la fe en Jesucristo para que Dios nos haga justos (Borre los pecados); y porque necesitamos a alguien quien interceda por uno delante de Dios; y ese único alguien es Jesús, el Hijo Unigénito de Dios.
Entonces, la clave para una persona salvar su propia alma es : Cristo Jesús. Únicamente Jesucristo puede mediar (abogar) por una persona delante de Dios. ¿Por qué es necesario que Jesús (Cristo) abogue por la persona? Aparte de lo que ya vimos, porque la persona está llena de pecados, también es debido a que Dios es Santo, santo, y santo; 3 veces santo; así lo dice la Biblia católica (en Isaías 6:3 y en Apocalipsis 4:8). En cambio, como hemos visto, nosotros somos pecadores. Por eso es imposible poder acercarnos a Dios nosotros solos. Necesitamos un mediador que nos limpie de pecados y nos presente ante Dios. Ese único mediador es Jesús (Cristo). San Judas Tadeo o algún otro santo no puede hacerlo y mucho menos salvar a uno. María la Madre de Jesús, tampoco tiene el poder de intervenir por uno delante de Dios; porque la Biblia católica dice que únicamente es Jesús quien puede intervenir por uno delante de Dios.
Hay cierta posibilidad de que María pueda intervenir por una persona delante de Jesús (Cristo); pero eso no sería necesario, ya que Jesús es el Abogado del creyente; y es algo ridículo que sin ninguna necesidad, un abogado tenga que usar a alguien para comunicarse con el acusado que defiende; y no solamente no sería necesario, sino que eso es peligroso; porque un abogado y el acusado deben comunicarse cara a cara. Además, la Biblia indica que Jesús quiere y desea que uno busque a él por uno mismo, ya que siento nuestro Abogado, es necesaria una comunicación directa. O sea, lo más que un santo o María la madre de Jesús, puede hacer es intervenir por una persona delante de Jesús, pero ni un santo ni María tiene la potestad (el poder) de intervenir por una persona delante de Dios: Solo Jesús puede hacerlo. Porque solamente Jesús derramó su preciosa sangre para defendernos y salvarnos; y solamente Jesús murió en una cruel cruz también para eso.
¿Por qué es peligroso buscar a un santo como intercesor? Si el creyente busca a un santo o a María para que intervenga por él delante de Jesús (Cristo) debido a que el creyente siente vergüenza o algo parecido para acercarse a Jesús por él (o ella) mismo(a), eso es aún más peligroso, debido a que Jesús dijo: «Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él (o ella) cuando venga rodeado de su Gloria, de la del Padre y de los ángeles santos» (San Lucas 9:26, Biblia católica). Cuando Jesús habla de: El Hijo del Hombre, Jesús se refiere a él mismo. Pues Jesús solía llamarse a Sí mismo: El Hijo del Hombre.
Entonces, el creyente tiene que buscar a Jesús por sí mismo; no a través de un santo ni a tarvés de María, su Madre; y a la vez, es necesario que el creyente busque a Jesús para que Jesús lo presente a Dios sin pecados. Porque, como dijimos ya, los pecados que el creyente ha cometido durante toda su vida le estarán acusando delante de Dios. Además, Jesús dijo: «Yo no rechazaré al que venga a mí» (San Juan 6:37, Biblia católica). Y también dijo: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa a comer. Yo con él y él conmigo» (Esto está en Apocalipsis 3:20, Biblia católica). Así que hermano en Cristo, no hay necesidad de buscar a través de un santo o a través de María a Jesús como el Salvador personal de uno, ya que Jesús (Cristo) está más que dispuesto para recibir a uno personalmente; y puesto que Jesús es nuestro Abogado, debemos recordar que siempre es mejor que un abogado y el acusado estén en comunicación directa; cara a cara.
Sin embargo, mucha gente se apegan a santos y vírgenes; y a la vez, intencionalmente ignoran a Jesús; y en el mundo hay cientos y cientos de santos y vírgenes a los cuales la gente se apegan. Pero esos santos o vírgenes no les van a salvar, porque la Biblia dice que solo hay uno que salva: Jesucristo. El día que las almas de esas gentes salgan de sus cuerpos (cuando sus cuerpos mueran), esas almas estarán perdidas y no podrán llegar al Reino de Dios porque no se apegaron a Jesús. También, Satanás y sus demonios hacen que la gente se alejen de Jesús; y también hacen que las gentes tengan más interés en los santos y en las vírgenes que en Jesús, para que las gentes solo califiquen para ir a los lugares de ellos. Muchas gentes al morirse es cuando se dan cuenta (al salir sus almas de sus cuerpos) en el engaño en que estuvieron. Pero para entonces ya es muy tarde para ellos, y sus almas estarán para siempre en los lugares de Satanás y sus demonios; o en las tinieblas de afuera (ver San Mateo 22:13, Biblia católica).
Así que querido hermano en Cristo, esta vida es solo una y hay que aprovecharla muy seriamente para salvar uno su propia alma a través de Jesús (Cristo). Esto es algo por lo cual uno tiene que batallar, porque los demonios de Satanás están haciendo hasta lo imposible para que la gente no llegue al Reino de Dios. Y es por eso que la Biblia católica dice: «Pónganse la armadura de Dios, para poder resistir las maniobras del diablo. Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas, sino contra los Gobernadores y Autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras. Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal» (Efesios 6:11-12, Biblia católica). Por eso tú como creyente debes entender que si uno no busca a Jesús como el Salvador de uno (o como el Abogado de uno), los espíritus malignos van a conquistar a uno; y uno caerá como una eterna víctima de la guerra espiritual.
Haz copias de este análisis para todas las personas que a tí te importan. Es mejor asegurarse que ellas un día lleguen de seguro al Reino de Dios. La Biblia católica indica que enseñando esto es beneficioso. Además, lo expuesto aquí no lleva la intención de que tú te salgas del catolicismo (si eres católico); ni que dejes de ser un católico, sino que la intención es que tu alma de seguro se salve. La Biblia católica contiene todas las informaciones necesarias para que la persona sea salva a través de Jesús.
Si no eres católico, lo expuesto aquí también te concierne ya que todas las Biblias cristianas contienen los versos citados a lo largo de este tratado. Pero me sentiré muy triste algún día si llego a saber que algunos de mis preciados amigos o familiares no se salvaron.
Muchos han perdido seres queridos, porque sus almas no pudieron entrar al Reino de Dios por no conocer la verdad; y por no interesarles la salvación de sus almas a través de Jesús, a pesar de que de muchísimas maneras se les advirtió del peligro. Ahora somos nosotros, cada uno, quienes debemos asegurar su propia salvación a través de Jesús.
Si eres católico, puedes buscar y leer en una Biblia católica y comprobar estas verdades. Si eres de otra cristiandad, también puedes comprobar en tu apropiada Biblia los versículos citados a lo largo de este tratado. Casi siempre es mejor comprobar que simplemente creer lo que una persona afirma. Recuerda esto: Rechazar a Cristo es eternamente y espiritualmente fatal. La exhortación que te hacemos a que aceptes la salvación ofrecida por Cristo, sujetándote a él en la fe y en la obediencia, es bien imperante; pues con eso te convierte en un verdadero miembro de su Iglesia. Que Dios te bendiga ricamente.