lunes, 25 de julio de 2016

MI HERMANO TOÑO


MI HERMANO TOÑO

Mi hermano Toño (Antonio) murió en un fuego cuando él tenía 12 años de edad. Toño nació el mismo día que yo cumplí 2 años de edad. Así que nuestros cumpleaños ocurrían en la misma fecha del año. Dos meses antes de él quemarse, yo sentía que algo fatal iba a ocurrir. Inclusive, yo le llegué a decir a él que parecía que yo me iba a morir pronto (y dos meses después fue él quien murió en un fuego).

Toño y yo éramos tan amigos, que cuando yo entraba a un baño o letrina, él también entraba; y mientras yo hacía lo que yo tenía que hacer, él estaba ahí conmigo; y conversábamos. Él y yo en las mañanitas nos íbamos a los mangares a buscar mangos que caían durante la noche; porque eran árboles grandísimos que nadie se atrevía a subirse a ellos. Eso era en nuestro pueblo.

Dos meses antes de él quemarse, en los momentos cuando Toño encontraba un mango que le gustaba, él comenzó con la costumbre de decir: ¡Ay que mango tan bonito! ¡Morir quemado! Y desde entonces, de vez en cuando él decía eso de “morir quemado”. Yo no le prestaba atención a eso, pero meses después que él murió me acordé de eso (mi hermano no cometió suicidio; fue un accidente).

En casa de nuestra madre, dos de mis hermanas un día estaban hablando en una habitación adyacente a otra donde yo estaba. La casa es de madera, de modo que yo oía claramente de lo que ellas hablaban. Pero ellas no sabían que yo estaba en esa habitación vecina. Una de las hermanas le estaba diciendo a otra de algo raro que le pasó. Entonces ésta (Digna) le dijo a la otra (María):
“Dicen que cuando eso pasa es porque se va a morir un varón de la familia”. Yo escuché eso y me llené de horror. Pues horas antes yo le había dicho a Toño (a solas) que parecía que yo me voy a morir pronto.

Al yo escuchar a mis dos hermanas hablar de eso, me dije yo mismo: “¡El que se va a morir soy yo! ¡Ese soy yo!” Yo estaba seguro que Toño no le había dicho nada a Digna, acerca de los presentimientos míos (que me iba a morir); ni ella estaba por ahí cerca para escucharme decirle a Toño. Pero desde entonces, después de eso yo comencé a prepararme para cuando llegue mi muerte estar listo. Sin embargo, el que murió unos dos meses después fue Toño.

Meses después de Toño morir,  yo me acordé de esas cosas misteriosas que pasaron. Y me llené de admiración. Pero hoy en día yo estoy convencido que mi hermano está en el Paraíso esperándome; porque él fue un niño muy inocente; nunca tuvo algún conflicto con otros niños; ni siquiera hacía alguna travesura de niños.


El Paraíso es como la oficina del Cielo. Todo el que muere en Cristo va para allá (Apocalipsis 6:9-11). Por eso Cristo le dijo a alguien: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43). Desde que mi hermano Toño murió, yo he tenido toda clase de sueños con él. Inclusive, en uno de esos sueños él me dijo: “Si haces eso que piensas hacer te vas a arrepentir seriamente de haberlo hecho”. Y me mostró en una experiencia lo mucho que me iba a arrepentir; porque en esa experiencia yo sentí un arrepentimiento grandísimo.

Pero yo sé que son ángeles en forma de Toño a quienes Dios les permite que se me presenten en mis sueños; no es Toño mismo. Toño en espíritu y alma está en el Paraíso. Y no tiene comunicación con nosotros sus familiares vivos (cuando Dios engrandeció a José en Egipto, allá en el Viejo Testamento, Dios le prohibió a José que se comunicara con sus familiares que vivían en el vecino Canaán. Fue cuando los hermanos de José fueron a Egipto a comprar trigo, que entonces hubo un encuentro entre José y sus hermanos). Pero un día Toño saldrá del Paraíso o sus familiares salvos por la sangre de Cristo, entrarán al Paraíso a reunirse con él; y estaremos todos juntos.

Luego cuando Cristo regrese a esta tierra, todos los cristianos salvos estaremos juntos con el Señor Jesús. Para celebrar el Arrebatamiento; y dar inicio a las bodas del Cordero. Ahí estará Toño y todos sus familiares de sangre que hayan calificado para estar con Cristo. Porque ese día será cuando Jesús se manifieste otra vez a Su pueblo (1 Corintios 15:52).

En toda la Biblia Católica u otras Biblias, no hay nada que indique que los familiares muertos se comunican con los familiares vivos. Quizás Dios no permite eso debido a los engaños de Satanás (ver 1 Pedro 5:8). Porque Satanás y sus demonios hacen hasta lo imposible para que las almas no lleguen a estar en los lugares de Cristo (Efesios 6:12).

Lo triste del caso es que esos seres malignos están logrando sus propósitos. Sin embargo, hay unos cuantos siervos de Cristo que se han vestido con la armadura de Dios, como manda Efesios 6:13 (ver también San Mateo 24:13). Y Satanás y sus demonios no pueden tocarlos.

Hoy en día por lo menos el 98 por ciento de las almas que salen de las personas que mueren, sus destinos finales son con Satanás y sus demonios. La Biblia enseña que sin santidad nadie verá al Señor Jesús (Hebreos [RS1]  12:14); y Cristo dijo: «Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (en San Mateo 7:14).

Yo busqué en el internet para saber cuántas almas llegan al Reino de Cristo y cuántas NO llegan. Y lo que yo hallé de veras da miedo….mucho miedo. De cada 1 persona que califica para un día estar en la presencia de Cristo, otras mil personas irán al reino de Satanás. O sea, 1 persona para Cristo; 1000 personas para Satanás (eso era lo que yo sentía que Dios me estaba revelando; pero yo no estaba seguro). Entonces, la pregunta es: ¿Dónde están las obras de los pastores, de los sacerdotes y del Papa para que eso NO sea así? Parece que la regla es: ¡SÁLVESE EL QUE PUEDA!

UN COMENTARIO DE MI HERMANA LLAMADA DULCE:
Que historia tan verídica, yo tenía como 8, o diez años cuando Tono murió, pero yo me acuerdo muy bien de él y siempre lo tengo en mi recuerdo, que era un niño muy sano e inocente y él te obedecía a ti mucho. Yo también pienso que él está en el reino de Dios. En la semana pasada estaba yo recordando cuando tu y él iban a la finca a achicar las vacas, recoger las leñas y a él le encantaba majar el arroz porque mama le daba el concón del arroz a él. De repente me reí recordando a Toño. Hoy leo tu escrito acerca de nuestro hermanito Toño y vino a mí nuestras infancias allá en nuestro pueblo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario