jueves, 28 de julio de 2016

OBTENIENDO LA CIUDADANÍA


OBTENIENDO LA CIUDADANIA

En Estados Unidos hay más de 11 millones de indocumentados. Muchos de ellos protestan en las calles, trabajos y colonias; en sus ciudades y estados; y viajan hasta la capital. Cada año hay más indocumentados y muchas esperanzas para una Reforma Migratoria. ¿Cómo se aplica este tema terrenal a nuestra vida espiritual?

Aunque parezca irónico, muchos ponen tanto énfasis en hacerse ciudadanos de EEUU, al grado de olvidarse que también existe una ciudadanía espiritual que necesitamos de ella, ya que como dijo el Apóstol Pablo, en Filipo: “…nuestra ciudadanía está en los cielos…” (Filipenses 3:20).

«Mas, nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas» (Filipenses 3:20,21).

Al estudiar un poco los principios básicos de cómo obtener la ciudadanía en EEUU, vemos que tienen mucha similitud de cómo se obtiene la ciudadanía Celestial. La ciudadanía espiritual es mucho mejor que la terrenal. Si llegamos a obtener la ciudadanía espiritual, grandes e incomparables promesas nos esperan.

Los individuos que persiguen la ciudadanía gringa, dejan familia, trabajos y escuelas, etc. De los muchos indocumentados que ahora son ciudadanos, cada uno tiene su historia de los riesgos que pasaron y sacrificios que hicieron para obtener la ciudadanía de EEUU. Para muchos de Centroamérica y Méjico, subirse al Tren de la Bestia fue el mayor sacrificio que tuvieron que hacer.

Se dice que muchos fueron asaltados en el Tren de la Bestia, así como violados. Para otros, cuando subieron al tren, sabían que uno de los riesgos era la muerte (de hecho, muchos mueren y no alcanzan llegar al Sueño Americano). Otros dejaron sus trabajos; donde, aunque eran mal pagados, tenían una posición reconocida y muy respetada (aparte de los buenos amigos que tuvieron que dejar). Y aun otros, dejaron profesiones muy reconocidas; y a la vez, muchos dejaron familias, esposas, padres, hijos e hijas. Que difícil situación; pero fue lo que tuvieron que hacer para alcanzar el Sueño Americano; y un día llegar a ser ciudadanos de EEUU.

Definitivamente, hay riesgos y sacrificios que se tienen que tomar para un día obtener la ciudadanía gringa; y creo que, si uno quiere obtener la ciudadanía Celestial, también se necesitan tomar riesgos y sacrificios.
 
Seamos hombres y mujeres de riesgos y sacrificios para nuestro Dios y lograr la ciudadanía Espiritual. Vivamos rectamente, haciendo la diferencia en este mundo (Mateo 5:14-16); y aunque viviremos con el riesgo de que nos critiquen o se burlen de nosotros; pero eso vale las penas aguantar.

Como aspirantes a la ciudadanía Celestial, si hablamos diferente, sin maldiciones y murmuraciones, el mundo puede burlarse; nos harán a un lado y no seremos populares (Mateo 23:16) ¿Estamos dispuestos a pasar por esto? También, para ser un ciudadano del Cielo, tenemos que pasar por sacrificios. Probablemente uno de ellos es poner a Dios en primer lugar antes que a muchas actividades familiares (Mateo 10:37).

Ha habido muchos casos de una hija que se bautizó y después los padres la corrieron de la casa; o de la esposa que fue al culto y por poco el esposo la mata. También para ser un ciudadano del Cielo tenemos que sacrificar nuestros cuerpos (Romanos 12:1, Gálatas 2:20). Cuando nuestros cuerpos quieren pecar, tenemos que decirles: NO; y eso incluye decir NO a la murmuración, al chisme, al rencor, etc.

Para no entrar en detalle, pero en forma general, según el gobierno de EEUU, para uno llegar a ser ciudadano de Estados Unidos, tiene que nacer en tierra de EEUU; o que un familiar de EEUU lo pida; o que un negocio de EEUU lo pida; o que haya una Reforma Migratoria (la cual están esperando muchos). En todo esto, hay mucho papeleo envuelto; que si no se respeta el proceso tal como está ordenado, se le negará la ciudadanía. No hay mordidas; no hay sentimientos de por medio; no hay camino corto…hay que respetar el orden ya estipulado.

Aunque no lo crea, Dios ha diseñado una forma específica de cómo obtener la ciudadanía Celestial; y de igual forma que la ciudadanía terrenal, no hay mordidas ni sentimientos de por medio; no hay camino corto. No hay preferencia (por ejemplo, que tenga padres cristianos; o porque siempre va al culto; se porta bien, hace actos de servicio a la comunidad, ayude a los más necesitados, etc. Para la ciudadanía espiritual, hay un plan de Salvación a seguir: Juan 3:16; Lucas 13:3; Romanos 10:9-10, Marcos 16:15-16. Estos versículos y otros nos hablan de ese plan. Es el Plan Divino de Dios; la forma de doctrina de la cual la persona es libertada del pecado (Romanos 6:17-18).

Cuando EEUU da la ciudadanía, al individuo lo ponen en la mira. El Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security), el FBI, la CIA lo investigan. Obtienen datos policiacos, etc. Obtienen una copia de las huellas digitales de las personas que están por hacerse ciudadanos; para que cuando ocurra, puedan ficharlos e investigar si su comportamiento es el adecuado o reprobable ante las leyes de los EEUU. Se le ordena que siga las leyes terrenales. Que no tenga contacto con ningún país que esté en conflictos serios con EEUU; y que no se entremeta con terroristas. También se le ordena a tomar las armas a favor de EEUU, si es necesario; con la única excepción para los cristianos que comprueban que no pueden tomar armas por razones religiosas.

A la misma vez, cuando somos ciudadanos del Cielo, Dios tiene cuidado de nosotros (Salmos 34:15). Cómo nos protege en todo nuestro caminar; también mira nuestro caminar y sabe lo bueno y malo que hacemos (Hebreos 4:13). Una vez dada la ciudadanía Celestial, debemos cumplir con los deberes cristianos (Colosenses 3:17). En sí, debemos cumplir con toda la Ley de Cristo. Debemos vivir rectamente, tratando de ser agradables a Dios en todo. Así como Estados Unidos prohíbe que sus ciudadanos se entremetan con los terroristas, comunistas, etc.; ya que son enemigos de él, también nuestro Dios nos prohíbe tener cualquier tipo de alianza con aquellos que son enemigos de la cruz (Filipenses 3:18-20, 1 Corintios 5:11, 2 Juan 8-11).

Colosenses 3:23 nos da una pauta a seguir. Debemos cumplir con algún ministerio que el Señor nos haya otorgado: En la casa, en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, en la comunidad; y debemos reconocer que Dios espera que trabajemos y pongamos nuestros talentos al servicio de Él; y seamos ciudadanos responsables ante Dios (Mateo 25:14-30).

Para aquellos que buscan la ciudadanía de EEUU, anhelan los beneficios derivados de ella. Qué felicidad y emoción el lograr obtener esa ciudadanía. Hay muchos beneficios para esas personas. Estados Unidos estará de su parte; y todo el apoyo es para esas personas. Todas las ayudas gubernamentales son accesibles. Por ejemplo: Si la persona quiere aplicar para bonos de comida y no es ciudadano, se le niega su aplicación al menos que tenga a un familiar que sea ciudadano.

A la persona ciudadana, se le otorga un seguro social propio donde puede trabajar sin miedo a que lo atrapen los oficiales de migración; y esa persona hasta puede jubilarse a los 65 años. Y también, hay más trabajos disponibles. También, Estados Unidos protege a sus ciudadanos de carácter internacional, al proveerle seguridad una vez entrados en sus embajadas y consulados americanos.

El 30 de enero del 2012, hubo una grave manifestación en El Cairo, Egipto; al grado que la vida de varios americanos estaba en juego. Se reportó en: http://www.huffingtonpost.com/2012/01/30/egypt-americans-embassy_n_1242144.html que varios americanos corrieron a la Embajada de EEUU para protección y refugio. Allí estuvieron hasta que el incidente de esa región terminara. Que beneficio es ser ciudadano americano, especialmente en esos momentos.

Cuando somos ciudadanos del Cielo, venimos a formar parte de una nación Espiritual donde mora el Rey de Reyes y ¡Señor de Señores! (Jesucristo). Su ayuda es nuestra fortaleza; y es un poderoso gigante (Jeremías 20:11). Como ciudadanos del Cielo, Dios nos brinda esas cascadas espirituales para que nos empapemos de Él y de su ayuda y socorro.

A diferencia de la ciudadanía terrenal, donde hay muchas quejas con el país porque a veces no ayuda correctamente, Dios nunca se equivocará en su ayuda; porque Él es perfecto. Él sabrá exactamente cómo ayudarnos y qué darnos, como también sabrá qué NO darnos. A la misma vez, Dios nos protege en todo lugar.

Hay millones de ángeles ministrando ante la presencia de Dios para nuestro bien (Hebreos 1:13-14). Como dice el corito: “Dios donde quiera está; lo buscas en el cielo, lo buscas en la mar, lo buscas en la tierra y ahí lo encontrarás”. Esa promesa de Hebreos 1:13-14 es exclusiva.

Vivimos en un mundo quejón. Siempre quejándose de cómo le está yendo. Que si el esposo fuera distinto; que no hay suficiente trabajo; que por qué a mí me pasan las cosas malas, etc. etc. y la pregunta es, ¿Estás listo para ser ciudadano del Cielo y tener una intimidad con Dios en tu vida? Si Ud. se acercas a Él, entonces Él se acercará a usted; y cuando se acerque, aunque el enemigo viniere contra usted con mil fuerzas, Dios estará listo para derrotarlo con doble y triple la fuerza del enemigo; y lo destruirá. Con Dios somos más que vencedores (Romanos 8:37) y (1 Juan 4:4)

En conclusión, anímese a ser un Ciudadano del Cielo. Aquí en la tierra, puede ser que EEUU es una de las naciones más ponderosas. Pero recuerde que eso no es por mucho tiempo. Vendrá un día cuando Cristo vendrá y destruirá reinos, imperios; la misma Casa Blanca; y así desvanecerá inmediatamente la importancia de ser ciudadano de este país (2 Timoteo 4:1). Por eso le decía al principio, que la ciudadanía Espiritual es mucho mejor que la terrenal; y que, si llegamos a obtenerla, grandes e incomparables promesas nos esperan.

De hecho, no tener la ciudadanía del Cielo es espiritual y eternamente fatal. Porque todo aquel que llega a cohabitar espiritualmente con Cristo, es necesario que también sea ciudadano del Cielo; y el que no llega a cohabitar con Cristo irremediablemente pertenecerá al reino de las tinieblas. Pablo lo dejó bien claro, que nuestra ciudadanía está en los cielos.

Hay madres de México que intentan cruzar; y hacen hasta lo imposible para que algún hijo que lleva en el vientre nazca en tierra de EEUU. Algunas lo logran; muchas, casi llegan; pero en ese caso, casi = nada. Porque casi llegar a EEUU realmente es como si nunca llegaron. Así también la persona que casi está salva (ciudadana del Cielo) es como si nunca lo hubiera estado: ellos iban siempre al culto; Se portaban bien con todos. Siempre estaban dispuestos a ayudar; pero NUNCA obedecieron la forma doctrinal de Jesús.

Cristo quiere que nos hagamos ciudadanos del Cielo; que nos hagamos cristianos de verdad; y que NO sigamos el ejemplo de Agripa, cuando dijo: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28). El joven rico de Marcos 10:22 se fue triste. Dice la Biblia que solamente UNA cosa le faltaba. Casi se salva…pero casi es = a no tenerlo.

En el Reino de Dios y Cristo, solo se admitirán ciudadanos. Allá no habrá ningún residente y mucho menos habrá ningún indocumentado (Mateo 22:13). Por eso a cada uno de nosotros le urge ser un ciudadano del Cielo.

Dios le bendiga

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