OBTENIENDO LA CIUDADANIA
En Estados Unidos hay más de 11
millones de indocumentados. Muchos de ellos protestan en las calles, trabajos y
colonias; en sus ciudades y estados; y viajan hasta la capital. Cada año hay
más indocumentados y muchas esperanzas para una Reforma Migratoria. ¿Cómo se
aplica este tema terrenal a nuestra vida espiritual?
Aunque parezca irónico, muchos
ponen tanto énfasis en hacerse ciudadanos de EEUU, al grado de olvidarse que
también existe una ciudadanía espiritual que necesitamos de ella, ya que como dijo
el Apóstol Pablo, en Filipo: “…nuestra ciudadanía está en los cielos…”
(Filipenses 3:20).
«Mas, nuestra ciudadanía está en
los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el
cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante
al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a
sí mismo todas las cosas» (Filipenses 3:20,21).
Al estudiar un poco los
principios básicos de cómo obtener la ciudadanía en EEUU, vemos que tienen
mucha similitud de cómo se obtiene la ciudadanía Celestial. La ciudadanía espiritual
es mucho mejor que la terrenal. Si llegamos a obtener la ciudadanía espiritual,
grandes e incomparables promesas nos esperan.
Los individuos que persiguen la
ciudadanía gringa, dejan familia, trabajos y escuelas, etc. De los muchos indocumentados
que ahora son ciudadanos, cada uno tiene su historia de los riesgos que pasaron
y sacrificios que hicieron para obtener la ciudadanía de EEUU. Para muchos de
Centroamérica y Méjico, subirse al Tren de la Bestia fue el mayor sacrificio
que tuvieron que hacer.
Se dice que muchos fueron
asaltados en el Tren de la Bestia, así como violados. Para otros, cuando
subieron al tren, sabían que uno de los riesgos era la muerte (de hecho, muchos
mueren y no alcanzan llegar al Sueño Americano). Otros dejaron sus trabajos;
donde, aunque eran mal pagados, tenían una posición reconocida y muy respetada (aparte
de los buenos amigos que tuvieron que dejar). Y aun otros, dejaron profesiones
muy reconocidas; y a la vez, muchos dejaron familias, esposas, padres, hijos e
hijas. Que difícil situación; pero fue lo que tuvieron que hacer para alcanzar
el Sueño Americano; y un día llegar a ser ciudadanos de EEUU.
Definitivamente, hay riesgos y
sacrificios que se tienen que tomar para un día obtener la ciudadanía gringa; y
creo que, si uno quiere obtener la ciudadanía Celestial, también se necesitan
tomar riesgos y sacrificios.
Seamos hombres y mujeres de
riesgos y sacrificios para nuestro Dios y lograr la ciudadanía Espiritual.
Vivamos rectamente, haciendo la diferencia en este mundo (Mateo 5:14-16); y
aunque viviremos con el riesgo de que nos critiquen o se burlen de nosotros; pero
eso vale las penas aguantar.
Como aspirantes a la ciudadanía
Celestial, si hablamos diferente, sin maldiciones y murmuraciones, el mundo
puede burlarse; nos harán a un lado y no seremos populares (Mateo 23:16)
¿Estamos dispuestos a pasar por esto? También, para ser un ciudadano del Cielo,
tenemos que pasar por sacrificios. Probablemente uno de ellos es poner a Dios
en primer lugar antes que a muchas actividades familiares (Mateo 10:37).
Ha habido muchos casos de una
hija que se bautizó y después los padres la corrieron de la casa; o de la
esposa que fue al culto y por poco el esposo la mata. También para ser un
ciudadano del Cielo tenemos que sacrificar nuestros cuerpos (Romanos 12:1,
Gálatas 2:20). Cuando nuestros cuerpos quieren pecar, tenemos que decirles: NO;
y eso incluye decir NO a la murmuración, al chisme, al rencor, etc.
Para no entrar en detalle, pero
en forma general, según el gobierno de EEUU, para uno llegar a ser ciudadano de
Estados Unidos, tiene que nacer en tierra de EEUU; o que un familiar de EEUU lo
pida; o que un negocio de EEUU lo pida; o que haya una Reforma Migratoria (la cual
están esperando muchos). En todo esto, hay mucho papeleo envuelto; que si no se
respeta el proceso tal como está ordenado, se le negará la ciudadanía. No hay
mordidas; no hay sentimientos de por medio; no hay camino corto…hay que
respetar el orden ya estipulado.
Aunque no lo crea, Dios ha
diseñado una forma específica de cómo obtener la ciudadanía Celestial; y de
igual forma que la ciudadanía terrenal, no hay mordidas ni sentimientos de por
medio; no hay camino corto. No hay preferencia (por ejemplo, que tenga padres cristianos;
o porque siempre va al culto; se porta bien, hace actos de servicio a la
comunidad, ayude a los más necesitados, etc. Para la ciudadanía espiritual, hay
un plan de Salvación a seguir: Juan 3:16; Lucas 13:3; Romanos 10:9-10, Marcos
16:15-16. Estos versículos y otros nos hablan de ese plan. Es el Plan Divino de
Dios; la forma de doctrina de la cual la persona es libertada del pecado
(Romanos 6:17-18).
Cuando EEUU da la ciudadanía, al
individuo lo ponen en la mira. El Departamento de Seguridad Nacional (Homeland
Security), el FBI, la CIA lo investigan. Obtienen datos policiacos, etc. Obtienen
una copia de las huellas digitales de las personas que están por hacerse ciudadanos;
para que cuando ocurra, puedan ficharlos e investigar si su comportamiento es
el adecuado o reprobable ante las leyes de los EEUU. Se le ordena que siga las
leyes terrenales. Que no tenga contacto con ningún país que esté en conflictos
serios con EEUU; y que no se entremeta con terroristas. También se le ordena a
tomar las armas a favor de EEUU, si es necesario; con la única excepción para
los cristianos que comprueban que no pueden tomar armas por razones religiosas.
A la misma vez, cuando somos
ciudadanos del Cielo, Dios tiene cuidado de nosotros (Salmos 34:15). Cómo nos protege
en todo nuestro caminar; también mira nuestro caminar y sabe lo bueno y malo
que hacemos (Hebreos 4:13). Una vez dada la ciudadanía Celestial, debemos
cumplir con los deberes cristianos (Colosenses 3:17). En sí, debemos cumplir
con toda la Ley de Cristo. Debemos vivir rectamente, tratando de ser agradables
a Dios en todo. Así como Estados Unidos prohíbe que sus ciudadanos se entremetan
con los terroristas, comunistas, etc.; ya que son enemigos de él, también
nuestro Dios nos prohíbe tener cualquier tipo de alianza con aquellos que son
enemigos de la cruz (Filipenses 3:18-20, 1 Corintios 5:11, 2 Juan 8-11).
Colosenses 3:23 nos da una pauta
a seguir. Debemos cumplir con algún ministerio que el Señor nos haya otorgado:
En la casa, en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, en la comunidad; y debemos
reconocer que Dios espera que trabajemos y pongamos nuestros talentos al
servicio de Él; y seamos ciudadanos responsables ante Dios (Mateo 25:14-30).
Para aquellos que buscan la
ciudadanía de EEUU, anhelan los beneficios derivados de ella. Qué felicidad y
emoción el lograr obtener esa ciudadanía. Hay muchos beneficios para esas
personas. Estados Unidos estará de su parte; y todo el apoyo es para esas
personas. Todas las ayudas gubernamentales son accesibles. Por ejemplo: Si la
persona quiere aplicar para bonos de comida y no es ciudadano, se le niega su
aplicación al menos que tenga a un familiar que sea ciudadano.
A la persona ciudadana, se le
otorga un seguro social propio donde puede trabajar sin miedo a que lo atrapen
los oficiales de migración; y esa persona hasta puede jubilarse a los 65 años.
Y también, hay más trabajos disponibles. También, Estados Unidos protege a sus
ciudadanos de carácter internacional, al proveerle seguridad una vez entrados
en sus embajadas y consulados americanos.
El 30 de enero del 2012, hubo una
grave manifestación en El Cairo, Egipto; al grado que la vida de varios americanos
estaba en juego. Se reportó en: http://www.huffingtonpost.com/2012/01/30/egypt-americans-embassy_n_1242144.html que
varios americanos corrieron a la Embajada de EEUU para protección y refugio.
Allí estuvieron hasta que el incidente de esa región terminara. Que beneficio
es ser ciudadano americano, especialmente en esos momentos.
Cuando somos ciudadanos del
Cielo, venimos a formar parte de una nación Espiritual donde mora el Rey de
Reyes y ¡Señor de Señores! (Jesucristo). Su ayuda es nuestra fortaleza; y es un
poderoso gigante (Jeremías 20:11). Como ciudadanos del Cielo, Dios nos brinda
esas cascadas espirituales para que nos empapemos de Él y de su ayuda y
socorro.
A diferencia de la ciudadanía terrenal,
donde hay muchas quejas con el país porque a veces no ayuda correctamente, Dios
nunca se equivocará en su ayuda; porque Él es perfecto. Él sabrá exactamente
cómo ayudarnos y qué darnos, como también sabrá qué NO darnos. A la misma vez,
Dios nos protege en todo lugar.
Hay millones de ángeles
ministrando ante la presencia de Dios para nuestro bien (Hebreos 1:13-14). Como
dice el corito: “Dios donde quiera está; lo buscas en el cielo, lo buscas en la
mar, lo buscas en la tierra y ahí lo encontrarás”. Esa promesa de Hebreos
1:13-14 es exclusiva.
Vivimos en un mundo quejón. Siempre
quejándose de cómo le está yendo. Que si el esposo fuera distinto; que no hay
suficiente trabajo; que por qué a mí me pasan las cosas malas, etc. etc. y la
pregunta es, ¿Estás listo para ser ciudadano del Cielo y tener una intimidad
con Dios en tu vida? Si Ud. se acercas a Él, entonces Él se acercará a usted; y
cuando se acerque, aunque el enemigo viniere contra usted con mil fuerzas, Dios
estará listo para derrotarlo con doble y triple la fuerza del enemigo; y lo
destruirá. Con Dios somos más que vencedores (Romanos 8:37) y (1 Juan 4:4)
En conclusión, anímese a ser un
Ciudadano del Cielo. Aquí en la tierra, puede ser que EEUU es una de las
naciones más ponderosas. Pero recuerde que eso no es por mucho tiempo. Vendrá
un día cuando Cristo vendrá y destruirá reinos, imperios; la misma Casa Blanca;
y así desvanecerá inmediatamente la importancia de ser ciudadano de este país
(2 Timoteo 4:1). Por eso le decía al principio, que la ciudadanía Espiritual es
mucho mejor que la terrenal; y que, si llegamos a obtenerla, grandes e
incomparables promesas nos esperan.
De hecho, no tener la ciudadanía
del Cielo es espiritual y eternamente fatal. Porque todo aquel que llega a
cohabitar espiritualmente con Cristo, es necesario que también sea ciudadano
del Cielo; y el que no llega a cohabitar con Cristo irremediablemente pertenecerá
al reino de las tinieblas. Pablo lo dejó bien claro, que nuestra ciudadanía
está en los cielos.
Hay madres de México que intentan
cruzar; y hacen hasta lo imposible para que algún hijo que lleva en el vientre
nazca en tierra de EEUU. Algunas lo logran; muchas, casi llegan; pero en ese
caso, casi = nada. Porque casi llegar a EEUU realmente es como si nunca
llegaron. Así también la persona que casi está salva (ciudadana del Cielo) es
como si nunca lo hubiera estado: ellos iban siempre al culto; Se portaban bien
con todos. Siempre estaban dispuestos a ayudar; pero NUNCA obedecieron la forma
doctrinal de Jesús.
Cristo quiere que nos hagamos ciudadanos
del Cielo; que nos hagamos cristianos de verdad; y que NO sigamos el ejemplo de
Agripa, cuando dijo: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28). El
joven rico de Marcos 10:22 se fue triste. Dice la Biblia que solamente UNA cosa
le faltaba. Casi se salva…pero casi es = a no tenerlo.
En el Reino de Dios y Cristo,
solo se admitirán ciudadanos. Allá no habrá ningún residente y mucho menos
habrá ningún indocumentado (Mateo 22:13). Por eso a cada uno de nosotros le
urge ser un ciudadano del Cielo.
Dios le bendiga
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