domingo, 14 de agosto de 2016

EL CRECER ESPIRITUALMENTE


EL CRECER ESPIRITUALMENTE

Debemos tener presente que el crecimiento espiritual es una de las cosas más importantes en la vida cristiana, ya que no podremos alcanzar todas las bendiciones que Dios nos tiene reservada si no crecemos espiritualmente. Jesús dijo que hay que nacer de nuevo para poder ver el Reino de Dios. (San Juan 3:3). Él se refería al NACIMIENTO ESPIRITUAL el cual tiene lugar por medio del Espíritu Santo. Pero no basta con nacer espiritualmente; es necesario también CRECER en el Espíritu. Sabemos que físicamente crecemos porque el hambre nos obliga a comer. Pero en lo espiritual, la persona tiene que desear CRECER; y por eso muchos no crecen espiritualmente.

Hay cuatro razones las cuales detienen nuestro crecimiento en Cristo. En Hebreos 5:11-14 leemos: «A propósito de esto tendríamos muchas cosas que decir, pero nos cuesta exponerlas, porque se han vuelto lentos para comprender. Ustedes deberían ser maestros después de tanto tiempo, y, en cambio, necesitan que se les vuelvan a enseñar los primeros pasos de las enseñanzas de Dios. Necesitan leche y no alimento sólido. El que se queda con la leche no entiende todavía el lenguaje de la vida en santidad, no es más que un niño pequeño. A los adultos se les da el alimento sólido, pues han adquirido la sensibilidad interior y son capaces de distinguir lo bueno y lo malo»

En este pasaje bíblico de arriba encontramos una advertencia a los hebreos, la cual nosotros hoy en día no podemos ignorar. Lo que estaba sucediendo en aquel tiempo no es muy diferente a lo que sucede hoy en día. Nosotros dejamos de crecer en el espíritu cuando somos LENTOS PARA COMPRENDER.

Muchas veces la Biblia para algunas personas no es fácil de entender. Pero esto se puede superar. Sucede que en muchas ocasiones nos ponemos a leer la Biblia, pero nos aburrimos porque no la entendemos; y entonces la ponemos a un lado.

Eso sucede porque ninguna persona puede obtener el significado de la Palabra de Dios simplemente con leerla. Para poder obtener el significado de su Palabra, tenemos que estudiarla, meditar en ella, y más importante, tenemos que aplicarla en nuestro diario vivir. Si no estamos haciendo esto, entonces se nos hará muy difícil poder entender lo que Dios quiere con nosotros. En este caso, será muy difícil llegar a conocer el verdadero significado de su mensaje


En el caso del pasaje bíblico de arriba, los hebreos se habían vuelto haraganes. Ellos estaban oyendo a los maestros y predicadores; y de vez en cuando leían las Escrituras. Pero ellos no estaban prestando atención.

Para poder llegar a tener un entendimiento de la Palabra de Dios, tenemos que leerla y concentrarnos; y en algunos casos tenemos que escucharla y concentrarnos. No existe otra manera.

No es suficiente con oír lo que se dice; tenemos que escuchar atentamente. Pues existe una gran diferencia entra el oír y el escuchar. Todos podemos decir que oímos; pero no todos podemos decir que escuchamos. Y esto mismo es lo que estaba sucediendo entre los hebreos. Ellos estaban oyendo lo que se les decía, pero no estaban escuchando.

La segunda razón que causa a que no crezcamos es que no queremos hacerlo. En muchas ocasiones, no lo queremos porque sabemos que nos conlleva a obligaciones que no estamos dispuestos a aceptar. Nos encontramos contentos con saber que somos salvos; que tendremos vida eterna; que Cristo murió por nuestros pecados; o simplemente no tomamos en cuenta que es necesario crecer espiritualmente. Cristo dijo: «No es digno de mí el que no toma su cruz para seguirme» (San Mateo 10:38).

Estos principios tan básicos es la “LECHE” de la Palabra de Dios que nos habla Hebreos 5:12,13. Estas son las verdades que deben ser enseñadas y predicadas para que los cristianos se animen a crecer espiritualmente; porque tal comportamiento es para los NO CREYENTES; para los que no están salvos y para los nuevos creyentes. Son verdades que deben ser aprendidas rápidamente por los creyentes. Para esto, el creyente tiene que moverse hacia la madurez; el creyente debe querer crecer. En el ambiente natural del cuerpo físico, el hambre nos obliga a comer; y por ende al comer, CRECEMOS en tamaño y en peso. Pero en lo espiritual el creyente tiene que DESEAR CRECER.

Si no estamos dispuestos a crecer, entonces nuestra victoria se convierte en una tragedia. Imagínense que nuestros hijos e hijas dejen de crecer físicamente y que nunca lleguen a la madurez. Eso sería una tragedia; pues ellos no serían normales (en África hay muchos casos de esto). De igual modo, no es normal decir que somos cristianos si no tenemos un crecimiento espiritual; si no nos movemos de los principios básicos a la madurez.

La tercera razón por la cual no crecemos espiritualmente es porque no conocemos la Palabra de Dios. No hemos tomado el tiempo de escuchar, estudiar, meditar y de vivir la Palabra; todavía no hemos probado el camino de la santidad sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).

La Biblia es la que nos enseña de Dios, de Jesucristo, del hombre, de la vida, del mundo, y como vivir vidas justas; y a esto se une la orientación que nos imparte el Espíritu Santo.

Pero debemos pensar en Dios. Pensemos en lo inmenso y glorioso que Él es. ¿Cuánto tendremos que estudiar y qué tiempo nos tomará para tener un entendimiento completo de esto?

En este caso, los hebreos (en Hebreos 5:12,13) no estaban dispuestos a poner el tiempo y la energía que conocer a Dios requiere. Nosotros no podemos tomar este tipo de actitud. Tenemos que tomar el tiempo para conocer a nuestro Padre y tener un crecimiento, para acercarnos a Él a través de Jesucristo.

Todos sabemos que nos tomará tiempo; que no será fácil, pero tenemos que hacerlo. Si no lo hacemos, entonces nosotros mismos estamos deteniendo nuestro crecimiento espiritual; nosotros mismos no nos dejamos desarrollar; nosotros mismos estamos causando la tragedia. Si no tomamos el tiempo necesario nunca podremos apreciar la justicia de Dios. No podremos apreciar la vida que Cristo vino a traernos.

La cuarta razón por la cual se detiene el crecimiento espiritual, es porque no ejercitamos nuestros sentidos mentales y espirituales. ¿Qué significa esto? Ejercitar los sentidos mentales y espirituales es discernir espiritualmente entre el bien y el mal.

Lo que sucede es que muchas veces vemos las cosas en la carne (no en el espíritu) y no nos damos cuenta del mal. No ejercitamos nuestros sentidos. El cristiano maduro sabe cuándo mirar y cuando no, qué tomar y que no tomar, cuando escuchar y cuando no escuchar, con quien asociarse y con quien no, etc. No podemos dejar nuestra defensa descuidada en ningún momento.

Siempre tenemos que estar moviéndonos hacia adelante, hacia el crecimiento. Tenemos que ejercitar todo lo que Dios nos ha dado. Si no es así, entonces lo estamos despreciando. Tenemos que estar en alerta para controlarnos y disciplinarnos nosotros mismos. Tenemos que concentrarnos y mantener nuestro foco en Jesucristo, Su vida, y el propósito de su misión.

La Palabra de Dios dice, en Hebreos 6:1 – «Así que sigamos adelante hasta llegar a ser adultos, dejando a un lado las primeras enseñanzas acerca de Cristo. No volvamos otras ves a las cosas básicas….»

Esto no nos está diciendo que nos olvidemos de la doctrina de Cristo, sino que tenemos que sobrepasar el punto básico; ni tampoco nos dice que olvidemos las enseñanzas básicas; sino movernos de éstas a otras más superiores.

Nunca podemos ignorar, descuidar u olvidar como fuimos salvados por Cristo. Lo que aquí nos está diciendo es que tenemos que tomar los principios básicos de Jesucristo, guardarlos en nuestros corazones y empezar a construir sobre ese fundamento.

Ellos deben ser las partes principales de nuestras vidas. Porque los principios básicos de Jesucristo son para que construyamos sobre ellos.

Tenemos que crecer espiritualmente si queremos recibir las bendiciones que nuestro Padre Celestial nos tiene guardada por medio de Cristo (ver Efesios 4:15). Amén.

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