EL CRECER ESPIRITUALMENTE
Debemos tener presente que el
crecimiento espiritual es una de las cosas más importantes en la vida
cristiana, ya que no podremos alcanzar todas las bendiciones que Dios nos tiene
reservada si no crecemos espiritualmente. Jesús dijo que hay que
nacer de nuevo para poder ver el Reino de Dios. (San Juan 3:3). Él se refería
al NACIMIENTO ESPIRITUAL el cual tiene lugar por medio del Espíritu Santo. Pero
no basta con nacer espiritualmente; es necesario también CRECER en el Espíritu.
Sabemos que físicamente crecemos porque el hambre nos obliga a comer. Pero en
lo espiritual, la persona tiene que desear CRECER; y por eso muchos no crecen
espiritualmente.
Hay cuatro razones las cuales
detienen nuestro crecimiento en Cristo. En Hebreos 5:11-14 leemos: «A propósito
de esto tendríamos muchas cosas que decir, pero nos cuesta exponerlas, porque
se han vuelto lentos para comprender. Ustedes deberían ser maestros después de
tanto tiempo, y, en cambio, necesitan que se les vuelvan a enseñar los primeros
pasos de las enseñanzas de Dios. Necesitan leche y no alimento sólido. El que
se queda con la leche no entiende todavía el lenguaje de la vida en santidad,
no es más que un niño pequeño. A los adultos se les da el alimento sólido, pues
han adquirido la sensibilidad interior y son capaces de distinguir lo bueno y
lo malo»
En este pasaje bíblico de arriba
encontramos una advertencia a los hebreos, la cual nosotros hoy en día no
podemos ignorar. Lo que estaba sucediendo en aquel tiempo no es muy diferente a
lo que sucede hoy en día. Nosotros dejamos de crecer en el espíritu cuando
somos LENTOS PARA COMPRENDER.
Muchas veces la Biblia para algunas
personas no es fácil de entender. Pero esto se puede superar. Sucede que en
muchas ocasiones nos ponemos a leer la Biblia, pero nos aburrimos porque no la
entendemos; y entonces la ponemos a un lado.
Eso sucede porque ninguna persona puede
obtener el significado de la Palabra de Dios simplemente con leerla. Para poder
obtener el significado de su Palabra, tenemos que estudiarla, meditar en ella,
y más importante, tenemos que aplicarla en nuestro diario vivir. Si no estamos
haciendo esto, entonces se nos hará muy difícil poder entender lo que Dios
quiere con nosotros. En este caso, será muy difícil llegar a conocer el
verdadero significado de su mensaje
En el caso del pasaje bíblico de arriba,
los hebreos se habían vuelto haraganes. Ellos estaban oyendo a los maestros y
predicadores; y de vez en cuando leían las Escrituras. Pero ellos no estaban
prestando atención.
Para poder llegar a tener un
entendimiento de la Palabra de Dios, tenemos que leerla y concentrarnos; y en
algunos casos tenemos que escucharla y concentrarnos. No existe otra manera.
No es suficiente con oír lo que se dice;
tenemos que escuchar atentamente. Pues existe una gran diferencia entra el oír
y el escuchar. Todos podemos decir que oímos; pero no todos podemos decir que
escuchamos. Y esto mismo es lo que estaba sucediendo entre los hebreos. Ellos
estaban oyendo lo que se les decía, pero no estaban escuchando.
La segunda razón que causa a que no
crezcamos es que no queremos hacerlo. En muchas ocasiones, no lo queremos
porque sabemos que nos conlleva a obligaciones que no estamos dispuestos a
aceptar. Nos encontramos contentos con saber que somos salvos; que tendremos
vida eterna; que Cristo murió por nuestros pecados; o simplemente no tomamos en
cuenta que es necesario crecer espiritualmente. Cristo dijo: «No es digno de mí el que no toma su cruz para seguirme» (San Mateo
10:38).
Estos principios tan básicos es la
“LECHE” de la Palabra de Dios que nos habla Hebreos 5:12,13. Estas son las
verdades que deben ser enseñadas y predicadas para que los cristianos se animen
a crecer espiritualmente; porque tal comportamiento es para los NO CREYENTES;
para los que no están salvos y para los nuevos creyentes. Son verdades que
deben ser aprendidas rápidamente por los creyentes. Para esto, el creyente
tiene que moverse hacia la madurez; el creyente debe querer crecer. En el
ambiente natural del cuerpo físico, el hambre nos obliga a comer; y por ende al
comer, CRECEMOS en tamaño y en peso. Pero en lo espiritual el creyente tiene
que DESEAR CRECER.
Si no estamos dispuestos a crecer,
entonces nuestra victoria se convierte en una tragedia. Imagínense que nuestros
hijos e hijas dejen de crecer físicamente y que nunca lleguen a la madurez. Eso
sería una tragedia; pues ellos no serían normales (en África hay muchos casos
de esto). De igual modo, no es normal decir que somos cristianos si no tenemos
un crecimiento espiritual; si no nos movemos de los principios básicos a la
madurez.
La tercera razón por la cual no crecemos
espiritualmente es porque no conocemos la Palabra de Dios. No hemos tomado el
tiempo de escuchar, estudiar, meditar y de vivir la Palabra; todavía no hemos probado el camino de la
santidad sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).
La Biblia es la que nos enseña de Dios,
de Jesucristo, del hombre, de la vida, del mundo, y como vivir vidas justas; y
a esto se une la orientación que nos imparte el Espíritu Santo.
Pero debemos pensar en Dios. Pensemos en
lo inmenso y glorioso que Él es. ¿Cuánto tendremos que estudiar y qué tiempo
nos tomará para tener un entendimiento completo de esto?
En este caso, los hebreos (en Hebreos
5:12,13) no estaban dispuestos a poner el tiempo y la energía que conocer a
Dios requiere. Nosotros no podemos tomar este tipo de actitud. Tenemos que
tomar el tiempo para conocer a nuestro Padre y tener un crecimiento, para
acercarnos a Él a través de Jesucristo.
Todos sabemos que nos tomará tiempo; que
no será fácil, pero tenemos que hacerlo. Si no lo hacemos, entonces nosotros
mismos estamos deteniendo nuestro crecimiento espiritual; nosotros mismos no
nos dejamos desarrollar; nosotros mismos estamos causando la tragedia. Si no
tomamos el tiempo necesario nunca podremos apreciar la justicia de Dios. No
podremos apreciar la vida que Cristo vino a traernos.
La cuarta razón por la cual se detiene el crecimiento espiritual,
es porque no ejercitamos nuestros sentidos mentales y espirituales. ¿Qué
significa esto? Ejercitar los sentidos mentales y espirituales es discernir
espiritualmente entre el bien y el mal.
Lo que sucede es que muchas veces vemos las cosas en la carne (no
en el espíritu) y no nos damos cuenta del mal. No ejercitamos nuestros
sentidos. El cristiano maduro sabe cuándo mirar y cuando no, qué tomar y que no
tomar, cuando escuchar y cuando no escuchar, con quien asociarse y con quien
no, etc. No podemos dejar nuestra defensa descuidada en ningún momento.
Siempre tenemos que estar moviéndonos hacia adelante, hacia el
crecimiento. Tenemos que ejercitar todo lo que Dios nos ha dado. Si no es así,
entonces lo estamos despreciando. Tenemos que estar en alerta para controlarnos
y disciplinarnos nosotros mismos. Tenemos que concentrarnos y mantener nuestro
foco en Jesucristo, Su vida, y el propósito de su misión.
La Palabra de Dios dice, en Hebreos 6:1 – «Así que sigamos
adelante hasta llegar a ser adultos, dejando a un lado las primeras enseñanzas
acerca de Cristo. No volvamos otras ves a las cosas básicas….»
Esto no nos está diciendo que nos olvidemos de la doctrina de
Cristo, sino que tenemos que sobrepasar el punto básico; ni tampoco nos dice
que olvidemos las enseñanzas básicas; sino movernos de éstas a otras más
superiores.
Nunca podemos ignorar, descuidar u olvidar como fuimos salvados
por Cristo. Lo que aquí nos está diciendo es que tenemos que tomar los
principios básicos de Jesucristo, guardarlos en nuestros corazones y empezar a
construir sobre ese fundamento.
Ellos deben ser las partes principales de nuestras vidas. Porque
los principios básicos de Jesucristo son para que construyamos sobre ellos.
Tenemos que crecer espiritualmente si queremos recibir las
bendiciones que nuestro Padre Celestial nos tiene guardada por medio de Cristo
(ver Efesios 4:15). Amén.
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