LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Ya estuvimos viendo que Pedro habló de que la
promesa del derramamiento del Espíritu Santo continuaría por siglos y milenios
(Hechos 2:39). El día del discurso de Pedro muchos curiosos se reunieron
alrededor para ver qué significaba la tanta conmoción
que estaba ocurriendo en ese lugar. Entonces, Pedro aprovechó la oportunidad para
explicar a los curiosos que lo que sucedió fue lo dicho por el profeta Joel y
que Jesús, a quien ellos habían crucificado
injustamente, Dios lo había convertido en Señor y Cristo.
Ellos, siendo
convencidos por las palabras de Pedro, rogaron a éste y a los demás Apóstoles
que les dijeran lo que debían hacer (Hechos 2:37). Pedro les dijo que, si se arrepentían
y se bautizaban en el nombre de Jesús, ellos también recibirían el don del Espíritu
Santo.
Pedro aun extendió la
promesa mas allá de los tres mil que lo aceptaron aquel día (Hechos
2:41), diciéndoles: «Porque para ustedes
es le promesa, y para los hijos de ustedes; para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare» (Hechos
2:39). Esto que dijo Pedro de que la promesa es también «Para todos
los que están lejos», con esto Pedro incluyó a todas las
naciones; porque es para todos los que la deseen, ya que Dios está llamando
a todos al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
Muchas personas creyeron
y recibieron la promesa durante el tiempo de Pedro; habiendo recibido poder
para ser testigos al venir el Espíritu Santo sobre ellos (Hechos 1:8).
Así, los discípulos llevaron el Evangelio del Señor Jesucristo a todo el mundo
conocido. Felipe llevó el mensaje a Samaria donde
muchos creyeron y fueron bautizados. Y cuando los Apóstoles oyeron que Samaria había
recibido la palabra de Dios, ellos enviaron a Pedro y a Juan
para orar por los samaritanos, para que recibieran el Espíritu
Santo (Hechos 8:14-17).
Así los samaritanos,
quienes hasta esa ocasión habían sido considerados por los judíos como
excluidos de vida eterna, llegaron a ser participantes de la promesa de Dios.
Pedro aun entregó el mensaje del Señor Jesús a la
casa gentil de Cornelio. No obstante, no lo hizo hasta que Dios le había
asegurado por una visión (Hechos 10:9-16) que la promesa de
Dios pertenecía a todo hombre y mujer creado por Dios, sin importar de que nación,
tribu o lengua proceda. Al fin, habiendo Pedro entendido esta verdad de Dios,
él fue a Cesárea. Allá en Cesárea, mientras Pedro aun
les hablaba de las cosas de Cristo, el Espíritu Santo cayó sobre los oyentes que
estaban presentes (Hechos 10:44); y así Dios probó una vez y
para siempre que Él no hace acepción de personas (Hechos 10:34).
Dios llenó aun a Saulo
con su Espíritu. Saulo era uno de los perseguido-res de los
primeros cristianos. Pero Jesucristo, se reveló a Saulo y le cambió su punto de
vista y su nombre, llamándole Pablo. Debido a que Dios llenó
a Pablo con el Espíritu Santo (Hechos 9:17), hizo de él un gran misionero del
Evangelio del Señor Jesucristo. Pablo Llevó el mensaje
a muchas naciones.
En Hechos capítulo 19
leemos que Pablo llevó la verdad del Espíritu Santo
a unos discípulos de Juan el Bautista en Efesio. Al conocerles, Pablo les
preguntó si habían recibido el Espíritu Santo. Ellos
le dijeron a Pablo que ni siquiera habían oído si había algún Espíritu Santo. Entonces
Pablo les explicó la Palabra de Dios más claramente y los bautizó en el nombre de
Jesús, imponiéndoles las manos; y ellos recibieron el don del Espíritu Santo. Así, Saulo el perseguidor de la fe
cristiana, vino a ser Pablo el propagador del Evangelio de Jesucristo.
En la joven Iglesia de
entonces, la promesa del Espíritu Santo fue disponible a todos quienes
obedecieron a Dios (Hechos 5:32). Muchos obedecieron y muchos
recibieron. Hoy en día esta promesa todavía está disponible para todos los que
obedecen a Dios. Por eso millares están obedeciendo y millares están recibiendo.
¿ES ESENCIAL RECIBIR EL
ESPIRITU SANTO?
Ciertamente es esencial
recibir el Espíritu Santo para obtener completa salvación bíblica. El Espíritu
Santo es un don de Dios, que se recibe como resultado de la
obediencia y la fe en Jesucristo (Hechos 5:32). Si el hombre obedece
los mandamientos de Dios de arrepentirse y bautizarse en el nombre de Jesús,
tiene la promesa de recibir el Espíritu Santo (Hechos
2:38); pues Dios nunca rompe sus promesas. Jesús
usó la forma verbal CORRERÁN con referencia al Espíritu Santo,
para los que creen en Él como dice la Escritura (Juan 7:38).
Juan dijo que los que
creyeran en Jesús habían de recibir el Espíritu Santo (Juan
7:39). Pedro dijo que si se arrepentían y se bautizaban en el nombre de
Jesucristo RECIBIRÍAN el don del Espíritu
Santo (Hechos 2:38). Estas declaraciones de Juan y Pedro demuestran que el Espíritu
Santo es un resultado positivo de la obediencia a los mandamientos
del Señor Jesucristo.
Jesús lo dijo muy
claramente cuando hablaba con Nicodemo, diciendo: «De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios» (Juan 3:5).
Ser NACIDO DEL ESPIRITU
es una referencia simbólica a ser lleno con el Espíritu Santo. Jesús cruelmente
murió en la cruz por nuestros pecados; fue sepultado en
un sepulcro prestado, y al tercer día resucitó victoriosamente sobre la muerte
y el Hades. Este es el Evangelio del Señor Jesucristo, que
el hombre debe obedecer. Todos tienen que morir a sus
pecados en el arrepentimiento, ser sepultados con Cristo en el bautismo, y
resucitar a una vida nueva por nacer del Espíritu.
El Espíritu Santo da al
creyente una vida nueva en Cristo (2 Corintios 3:6). En el
capitulo 8 de Romanos, Pablo habla de la vida en el Espíritu. Él dice muy claro
que los que son llenos con el Espíritu Santo serán raptados y que los
que no son llenos con el Espíritu Santo no tienen la bendita
esperanza de la próxima venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (ver Romanos
8:9-11). Para obtener la esperanza de completa salvación bíblica, el hombre
tiene que ser lleno con el Espíritu Santo.
LA SEÑAL INICIAL DE
RECIBIR EL ESPIRITU SANTO:
Una persona nacida del Espíritu
mostrará el fruto del Espíritu. Por eso la Biblia dice: «Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas
5:22-23).
Conforme la persona
crece en el Espíritu, ella manifestará los dones del Espíritu. Por eso la
Biblia dice: «Porque a este es dada por el Espíritu palabra
de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro, fe
por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a
otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros
de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas» (1 Corintios
12:8-10).
Isaías lo profetizó,
diciendo: «Porque en lengua de tartamudos, y en extraña
lengua hablará a este pueblo» (Isaías 28:11).
Jesús lo confirmó
diciendo: «El viento sopla de donde quiere, y oyes su
sonido; mas ni sabes de donde
viene, ni a donde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu» (Juan
3:8).
Jesús habló nuevamente
de la evidencia de aquellos que creerían, diciendo: «. .
. hablarán
en otras lenguas» (Marcos 16:17). Jesús dijo que se escucharía la voz de todos
los que habrían de nacer del Espíritu (Juan 3:8; compárelo con Hechos 2:2).
Hechos 2:4 dice: «Y fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu
les daba que hablasen»
Pedro reconoció que Cornelio y toda su casa habían recibido el Espíritu Santo, «Porque los oían que hablaban en lenguas, y que
magnificaban a Dios» (Hechos 10:46).
Pablo impuso sus manos sobre los efesios para
que recibieran el Espíritu Santo, ...y hablaban en
lenguas y profetizaban (Hechos
19:6).
Aun en estos días, cuando
alguien es nacido del Espíritu, oímos la voz de estar lleno del Espíritu. Ellos hablan
en lenguas según el Espíritu les da que hablen. Las lenguas seguirán la llenada
con el Espíritu como una consecuencia natural.
CONCLUSION:
El bautismo del Espíritu
Santo es prometido a todos los que lo pidan y estén dispuestos a arrepentirse y
ser bautizados en el nombre de Jesús para recibirlo. El
bautismo debe desearse sobre todo porque sin él, usted no pertenece
a Cristo (Romanos 8:9). Cualquier persona que se ha arrepentido, y ha
sido bautizada en el nombre de Jesús y desea
el Espíritu Santo, debería pedírselo a Dios creyendo con fe. Dios quiere que
ellos lo tengan y si ellos se someten
a Él, Dios derramará Su Espíritu sobre ellos.
Es solo por la misericordia de Dios que el
hombre puede vivir, caminar, cantar y adorar en el Espíritu. La vida en el Espíritu es fundamental para el
hombre en la tierra; y lo que es más hermoso es que la vida en el Espíritu es eterna.
Menos de dos meses antes
de Pedro decir su discurso, a Cristo Pedro le había dicho: «Aunque todos se
escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré» (Mateo 26:33). Pero pocas
horas después cobardemente Pedro negó conocer al Señor; y hasta maldijo un poco
para convencer a los demás de que él no era discípulo
de Jesús (Mateo 26:69-74). Sin embargo, después que el Espíritu Santo descendió sobre él, Pedro afrontó a una multitud
hostil y cínica, predicando valientemente la resurrección de Cristo.
El Espíritu Santo no es
una COSA ni una EXPERIENCIA sino una de las tres Personas en la
Trina Deidad.
Sin Su presencia en nuestro corazón, nuestra vida cristiana sería fría, muerta
y estéril; sin valor eterno ninguno. Romanos
8:9 dice: «Mas ustedes no viven según la carne, sino según
el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él»
El bautismo del Espíritu
Santo es una bendición colectiva. Por esta verdad, nosotros
sabemos que estamos juntos, unidos en un solo Cuerpo. El Espíritu
Santo obra con un poder divino, para animar y dirigir a los miembros del Cuerpo
en su relación con los otros. El Cuerpo es la Iglesia de Cristo, la que se manifestará
cuando Cristo regrese otra vez. Amen.
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