martes, 2 de agosto de 2016

LOS PRIMEROS CRISTIANOS


LOS PRIMEROS CRISTIANOS

Ya estuvimos viendo que Pedro habló de que la promesa del derramamiento del Espíritu Santo continuaría por siglos y milenios (Hechos 2:39). El día del discurso de Pedro muchos curiosos se reunieron alrededor para ver qué significaba la tanta conmoción que estaba ocurriendo en ese lugar. Entonces, Pedro aprovechó la oportunidad para explicar a los curiosos que lo que sucedió fue lo dicho por el profeta Joel y que Jesús, a quien ellos habían crucificado injustamente, Dios lo había convertido en Señor y Cristo.

Ellos, siendo convencidos por las palabras de Pedro, rogaron a éste y a los demás Apóstoles que les dijeran lo que debían hacer (Hechos 2:37). Pedro les dijo que, si se arrepentían y se bautizaban en el nombre de Jesús, ellos también recibirían el don del Espíritu Santo.

Pedro aun extendió la promesa mas allá de los tres mil que lo aceptaron aquel día (Hechos 2:41), diciéndoles: «Porque para ustedes es le promesa, y para los hijos de ustedes; para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare» (Hechos 2:39). Esto que dijo Pedro de que la promesa es también «Para todos los que están lejos», con esto Pedro incluyó a todas las naciones; porque es para todos los que la deseen, ya que Dios está llamando a todos al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

Muchas personas creyeron y recibieron la promesa durante el tiempo de Pedro; habiendo recibido poder para ser testigos al venir el Espíritu Santo sobre ellos (Hechos 1:8). Así, los discípulos llevaron el Evangelio del Señor Jesucristo a todo el mundo conocido. Felipe llevó el mensaje a Samaria donde muchos creyeron y fueron bautizados. Y cuando los Apóstoles oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, ellos enviaron a Pedro y a Juan para orar por los samaritanos, para que recibieran el Espíritu Santo (Hechos 8:14-17).

Así los samaritanos, quienes hasta esa ocasión habían sido considerados por los judíos como excluidos de vida eterna, llegaron a ser participantes de la promesa de Dios. Pedro aun entregó el mensaje del Señor Jesús a la casa gentil de Cornelio. No obstante, no lo hizo hasta que Dios le había asegurado por una visión (Hechos 10:9-16) que la promesa de Dios pertenecía a todo hombre y mujer creado por Dios, sin importar de que nación, tribu o lengua proceda. Al fin, habiendo Pedro entendido esta verdad de Dios, él fue a Cesárea. Allá en Cesárea, mientras Pedro aun les hablaba de las cosas de Cristo, el Espíritu Santo cayó sobre los oyentes que estaban presentes (Hechos 10:44); y así Dios probó una vez y para siempre que Él no hace acepción de personas (Hechos 10:34).
 
Dios llenó aun a Saulo con su Espíritu. Saulo era uno de los perseguido-res de los primeros cristianos. Pero Jesucristo, se reveló a Saulo y le cambió su punto de vista y su nombre, llamándole Pablo. Debido a que Dios llenó a Pablo con el Espíritu Santo (Hechos 9:17), hizo de él un gran misionero del Evangelio del Señor Jesucristo. Pablo Llevó el mensaje a muchas naciones.

En Hechos capítulo 19 leemos que Pablo llevó la verdad del Espíritu Santo a unos discípulos de Juan el Bautista en Efesio. Al conocerles, Pablo les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo. Ellos le dijeron a Pablo que ni siquiera habían oído si había algún Espíritu Santo. Entonces Pablo les explicó la Palabra de Dios más claramente y los bautizó en el nombre de Jesús, imponiéndoles las manos; y ellos recibieron el don del Espíritu Santo. Así, Saulo el perseguidor de la fe cristiana, vino a ser Pablo el propagador del Evangelio de Jesucristo.

En la joven Iglesia de entonces, la promesa del Espíritu Santo fue disponible a todos quienes obedecieron a Dios (Hechos 5:32). Muchos obedecieron y muchos recibieron. Hoy en día esta promesa todavía está disponible para todos los que obedecen a Dios. Por eso millares están obedeciendo y millares están recibiendo.

¿ES ESENCIAL RECIBIR EL ESPIRITU SANTO?

Ciertamente es esencial recibir el Espíritu Santo para obtener completa salvación bíblica. El Espíritu Santo es un don de Dios, que se recibe como resultado de la obediencia y la fe en Jesucristo (Hechos 5:32). Si el hombre obedece los mandamientos de Dios de arrepentirse y bautizarse en el nombre de Jesús, tiene la promesa de recibir el Espíritu Santo (Hechos 2:38); pues Dios nunca rompe sus promesas. Jesús usó la forma verbal CORRERÁN con referencia al Espíritu Santo, para los que creen en Él como dice la Escritura (Juan 7:38).

Juan dijo que los que creyeran en Jesús habían de recibir el Espíritu Santo (Juan 7:39). Pedro dijo que si se arrepentían y se bautizaban en el nombre de Jesucristo RECIBIRÍAN el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). Estas declaraciones de Juan y Pedro demuestran que el Espíritu Santo es un resultado positivo de la obediencia a los mandamientos del Señor Jesucristo.

Jesús lo dijo muy claramente cuando hablaba con Nicodemo, diciendo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan 3:5).

Ser NACIDO DEL ESPIRITU es una referencia simbólica a ser lleno con el Espíritu Santo. Jesús cruelmente murió en la cruz por nuestros pecados; fue sepultado en un sepulcro prestado, y al tercer día resucitó victoriosamente sobre la muerte y el Hades. Este es el Evangelio del Señor Jesucristo, que el hombre debe obedecer. Todos tienen que morir a sus pecados en el arrepentimiento, ser sepultados con Cristo en el bautismo, y resucitar a una vida nueva por nacer del Espíritu.

El Espíritu Santo da al creyente una vida nueva en Cristo (2 Corintios 3:6). En el capitulo 8 de Romanos, Pablo habla de la vida en el Espíritu. Él dice muy claro que los que son llenos con el Espíritu Santo serán raptados y que los que no son llenos con el Espíritu Santo no tienen la bendita esperanza de la próxima venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (ver Romanos 8:9-11). Para obtener la esperanza de completa salvación bíblica, el hombre tiene que ser lleno con el Espíritu Santo.

LA SEÑAL INICIAL DE RECIBIR EL ESPIRITU SANTO:

Una persona nacida del Espíritu mostrará el fruto del Espíritu. Por eso la Biblia dice: «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-23).

Conforme la persona crece en el Espíritu, ella manifestará los dones del Espíritu. Por eso la Biblia dice: «Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas» (1 Corintios 12:8-10).

Isaías lo profetizó, diciendo: «Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo» (Isaías 28:11).

Jesús lo confirmó diciendo: «El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene, ni a donde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu» (Juan 3:8).

Jesús habló nuevamente de la evidencia de aquellos que creerían, diciendo: «. . . hablarán en otras lenguas» (Marcos 16:17). Jesús dijo que se escucharía la voz de todos los que habrían de nacer del Espíritu (Juan 3:8; compárelo con Hechos 2:2).

Hechos 2:4 dice: «Y fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen»

Pedro reconoció que Cornelio y toda su casa habían recibido el Espíritu Santo, «Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios» (Hechos 10:46).

Pablo impuso sus manos sobre los efesios para que recibieran el Espíritu Santo, ...y hablaban en lenguas y profetizaban (Hechos 19:6).

Aun en estos días, cuando alguien es nacido del Espíritu, oímos la voz de estar lleno del Espíritu. Ellos hablan en lenguas según el Espíritu les da que hablen. Las lenguas seguirán la llenada con el Espíritu como una consecuencia natural.

CONCLUSION:

El bautismo del Espíritu Santo es prometido a todos los que lo pidan y estén dispuestos a arrepentirse y ser bautizados en el nombre de Jesús para recibirlo. El bautismo debe desearse sobre todo porque sin él, usted no pertenece a Cristo (Romanos 8:9). Cualquier persona que se ha arrepentido, y ha sido bautizada en el nombre de Jesús y desea el Espíritu Santo, debería pedírselo a Dios creyendo con fe. Dios quiere que ellos lo tengan y si ellos se someten a Él, Dios derramará Su Espíritu sobre ellos.

Es solo por la misericordia de Dios que el hombre puede vivir, caminar, cantar y adorar en el Espíritu. La vida en el Espíritu es fundamental para el hombre en la tierra; y lo que es más hermoso es que la vida en el Espíritu es eterna.

Menos de dos meses antes de Pedro decir su discurso, a Cristo Pedro le había dicho: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré» (Mateo 26:33). Pero pocas horas después cobardemente Pedro negó conocer al Señor; y hasta maldijo un poco para convencer a los demás de que él no era discípulo de Jesús (Mateo 26:69-74). Sin embargo, después que el Espíritu Santo descendió sobre él, Pedro afrontó a una multitud hostil y cínica, predicando valientemente la resurrección de Cristo.

El Espíritu Santo no es una COSA ni una EXPERIENCIA sino una de las tres Personas en la Trina Deidad. Sin Su presencia en nuestro corazón, nuestra vida cristiana sería fría, muerta y estéril; sin valor eterno ninguno. Romanos 8:9 dice: «Mas ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él»

El bautismo del Espíritu Santo es una bendición colectiva. Por esta verdad, nosotros sabemos que estamos juntos, unidos en un solo Cuerpo. El Espíritu Santo obra con un poder divino, para animar y dirigir a los miembros del Cuerpo en su relación con los otros. El Cuerpo es la Iglesia de Cristo, la que se manifestará cuando Cristo regrese otra vez. Amen.


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