miércoles, 3 de agosto de 2016

LA VERDAD ACERCA DEL CIELO


EL TERCER CIELO


Estuvimos explicando cuales son los 3 cielos. Ahora vamos a entrar en el TEMA principal acerca del Cielo (la morada de Dios). ¿Que imágenes vienen a su mente cuando piensa acerca del cielo? ¿Piensa usted en un modo de vida que es excitante y satisfactorio? ¿Como es el Cielo realmente? Queremos concentrarnos en lo que dice la Biblia acerca del Cielo; y destacar algunas de las verdades fundamentales acerca de éste; reveladas en las Escrituras.

En nuestras mentes sabemos que el Cielo es el ambiente espiritual en el que la gloria de la presencia de Dios está manifiesta; y en donde moran los ángeles de Dios (Hebreos 12:22-24). La Palabra de Dios indica claramente que el Cielo es un lugar real, para personas de verdad (San Juan 14:23). Pero los pocos atisbos del Cielo que nos dan las Escrituras revelan una sensación penetrante de la santidad de Dios (Isaías 6; Apocalipsis 4-5).

El profeta Isaías, cuando vio al Señor sentado sobre Su trono, dijo: «¡Ay de mi! Que soy muerto; porque... mis ojos han visto al Rey, Jehová de los ejércitos» (Isaías 6:5). Acerca del Cielo, San Pablo nos informó que es un lugar donde las palabras humanas son inadecuadas para describirlo plenamente. El profeta Ezequiel solo podía describir COMO QUE era la gloria del Cielo (Ezequiel 1). El apóstol Pablo, al describir su aparente visita al cielo, dijo que: «oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar» (2 Corintios 12:4). Lo que él vio no solo no estaba permitido, sino que no era posible describir en términos humanos. Sabemos que para aquellos que pertenecen a Cristo, el Paraíso es su destino inmediato después de la muerte (ver San Juan 3:13) –– Pero, el Paraíso es un sector del Cielo. Cristo al ladrón en la cruz le dijo: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lucas 23:43).

Muchos se preguntan si en el Cielo todavía estaremos sujetos al tiempo. No hay realmente ninguna razón para creer que no lo estaremos. Ser infinito respecto al tiempo es un atributo que solo Dios puede poseer. Sabemos que las Escrituras hablan de meses en el Cielo (Apocalipsis 22:2) y hasta de EDADES por venir (Efesios 2:7). La música que será cantada en el Cielo requiere un modo temporal de existencia. Parece ser que en el Cielo estaremos informados, en cierto grado, de lo que está ocurriendo en la tierra.

Cuando Moisés y Elías se reunieron con el Señor en el Monte de la Transfiguración, está registrado que discutieron el próximo retorno del Señor a la gloria (Lucas 9:30-31). Y durante el próximo periodo de tribulación se nos dice que los santos en el Paraíso estarán esperando ansiosamente la terminación de los propósitos de Dios en la tierra (Apocalipsis 6:10-11). Hasta que venga Su reino; aun en el Paraíso se hará la pregunta: ¿Hasta cuándo, Señor? (ver Apocalipsis 6:9-11; se dice que estos santos están implorando). Oswald Sanders dijo: “Acerca del Cielo, Dios no nos dijo todo lo que nos gustaría saber, pero Él nos ha dicho todo lo que necesitamos saber”. Así que, miremos con más detenimiento lo que la Biblia nos dice acerca del cielo.

¿COMO SERA LA VIDA EN EL CIELO?

De acuerdo a la Biblia, consideremos solo algunas de las características más significativas del Cielo:

PRIMERO, sabemos que nuestra transición al cielo resultará en un cambio de nuestra naturaleza espiritual. Pablo habló de LA ESPERANZA DE LA JUSTICIA que aguardamos (Gálatas 5:5); la expectativa de ser hechos completamente justos. En Romanos capítulo 7, Pablo habló de ser liberados de la lucha interna contra el pecado que mora dentro, mediante la liberación de nuestro cuerpo mortal (Romanos 7:23-24). Juan dijo que cuando Jesús aparezca, «seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1 Juan 3:2). Aun ahora, se nos dice que mientras contemplamos «la gloria del Señor» estamos siendo transformados gradualmente en Su imagen (2 Corintios 3:18).

Un día lo veremos «tal como Él es» Y cuando eso suceda, habrá algo en nuestra visión de Él que purificará nuestros corazones de todo pecado y nos ligará eternamente a Él. Un resultado de esta transformación será el perfeccionamiento de las relaciones entre nosotros. En esta vida, nuestras relaciones son estorbadas por barreras creadas por el temor, el orgullo, la envidia, la vergüenza, los estorbos, etc. Pero la Biblia dice que: «el perfecto amor echa fuera el temor» (1 Juan 4:18). Cuando aprehendamos por completo el amor perfecto que Dios tiene para nosotros y seamos limpiados del pecado que mora actualmente en nosotros, las relaciones entre nosotros, Dios y Cristo, serán finalmente las que Dios quiso que fueran.

SEGUNDO, en el Cielo nuestra comprensión de la naturaleza de Dios será ampliada grandemente. San Pablo dijo que: «ahora vemos por espejo, oscuramente» Pero en el Cielo: «veremos cara a cara» y CONOCEREMOS COMO FUIMOS CONOCIDOS (1 Corintios 13:12). Podemos aceptar que será este conocimiento el que nos moverá a unirnos en forma espontánea al coro celestial para cantar himnos de alabanza a Dios. De los pocos atisbos de la adoración celestial que se nos conceden en las Escrituras, aprendemos que nuestra alabanza a Dios estará enfocada tanto en Quien es Él –– el Dios eterno, santo y todopoderoso (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8) –– como en lo que Él ha hecho (Apocalipsis 4:11; 5:9-14). Si nuestra adoración a Dios está acallada ahora, es al menos en parte porque todavía no comprendemos plenamente la grandeza de Su gloria y lo sobrecogedor de Su obra creadora. Pero en el Cielo obtendremos una percepción mucho más clara de la sabiduría de Dios, desplegada en las complejidades de Su creación, y de Sus propósitos maravillosos manifestados en Su obra redentora.

Algunos se han preguntado cómo podríamos ser felices en el cielo, sabiendo que algunas de las criaturas de Dios están soportando Su juicio eterno. Parece, sin embargo, que en el Cielo obtendremos una perspectiva mucho más clara de la justicia de Dios (Apocalipsis 18:20; 19:1-4). Tal vez la felicidad más perfecta del Cielo sea imposible sin algún elemento de tristeza por la pérdida eternal de aquellos que han rechazado la gracia de Dios. No hay duda, sin embargo, que muchos de los misterios de la vida y de los caminos de Dios en nuestras vidas individuales se entenderán mucho más claramente, llevándonos a unirnos en Su alabanza.

Finalmente, hay toda razón para creer que habrá una oportunidad de crecimiento en el Cielo; no un crecimiento hacia la perfección, sino un crecimiento en la perfección. Como hombre, Jesús era por cierto perfecto. Sin embargo, las Escrituras nos dicen que Él «crecía en sabiduría, en estatura y en favor con Dios y con los hombres» (Lucas 2:52). Las Escrituras también nos dicen que una de las tres virtudes que permanecerán es la esperanza; y de la cual algunos cristianos creen que permanecerá hasta el regreso de Cristo (1 Corintios 13:13). Pues, cuando Cristo regrese de nuevo (la Biblia enseña que Jesucristo regresará otra vez), ya no habrá más necesidad de esperanza; pues la esperanza bienaventurada es la venida de Cristo (Tito 2:13); y una vez que Cristo haya regresado por segunda vez, ¿para qué esperarla? Por tanto, la esperanza es la expectativa de cosas cada vez mejores que están por venir; y eso incluye la perspectiva de todos aquellos para quienes el Cielo será nuestro hogar eterno.

Que Dios les bendiga

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