EL TERCER CIELO
Estuvimos explicando cuales son los 3 cielos.
Ahora vamos a entrar en el TEMA principal
acerca del Cielo (la morada de Dios). ¿Que imágenes vienen a su mente cuando
piensa acerca del cielo? ¿Piensa
usted en un modo de vida que es excitante y satisfactorio? ¿Como es el Cielo
realmente? Queremos concentrarnos en lo que dice la Biblia acerca del
Cielo; y destacar algunas de las verdades fundamentales
acerca de éste; reveladas en las Escrituras.
En nuestras mentes
sabemos que el Cielo es el ambiente espiritual en el que la gloria de la
presencia de Dios está manifiesta; y en donde moran
los ángeles de Dios (Hebreos 12:22-24). La Palabra
de Dios indica claramente que el Cielo es un lugar real, para personas de verdad
(San Juan 14:23). Pero los pocos atisbos del Cielo que nos dan las
Escrituras revelan una sensación penetrante de la santidad
de Dios (Isaías 6; Apocalipsis 4-5).
El profeta Isaías,
cuando vio al Señor sentado sobre Su trono, dijo: «¡Ay
de mi! Que soy muerto;
porque... mis ojos han visto al Rey, Jehová de los ejércitos» (Isaías
6:5). Acerca del Cielo, San Pablo nos informó que es un lugar donde las
palabras humanas son inadecuadas para describirlo plenamente. El profeta Ezequiel
solo podía describir COMO QUE era la gloria del Cielo
(Ezequiel 1). El apóstol Pablo, al describir su aparente visita al
cielo, dijo que: «oyó palabras
inefables que no le es dado al hombre expresar» (2 Corintios
12:4). Lo que él vio no solo no estaba permitido, sino
que no era posible describir en términos humanos. Sabemos que para aquellos que
pertenecen a Cristo, el Paraíso es su destino inmediato después de la muerte
(ver San Juan 3:13) –– Pero,
el Paraíso es un sector del Cielo. Cristo al ladrón en la
cruz le dijo: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lucas
23:43).
Muchos se preguntan si
en el Cielo todavía estaremos sujetos al tiempo. No hay realmente ninguna razón
para creer que no lo estaremos. Ser infinito respecto al tiempo es un atributo
que solo Dios puede poseer. Sabemos que las Escrituras hablan de meses en
el Cielo (Apocalipsis 22:2) y hasta de EDADES por venir (Efesios 2:7).
La música que será cantada en el Cielo requiere un modo temporal de existencia.
Parece ser que en el Cielo estaremos informados, en cierto grado, de lo que está
ocurriendo en la tierra.
Cuando Moisés y Elías se
reunieron con el Señor en el Monte de la Transfiguración, está registrado
que discutieron el próximo retorno del Señor a la gloria
(Lucas 9:30-31). Y durante el próximo periodo de tribulación se nos dice que
los santos en el Paraíso estarán esperando ansiosamente
la terminación de los propósitos de Dios en la tierra (Apocalipsis 6:10-11).
Hasta que venga Su
reino; aun en el Paraíso se hará la pregunta: ¿Hasta cuándo, Señor? (ver
Apocalipsis 6:9-11; se dice que estos santos están implorando). Oswald Sanders dijo: “Acerca del Cielo, Dios no nos dijo todo lo
que nos gustaría saber, pero Él nos ha dicho todo lo que necesitamos saber”. Así que, miremos con más detenimiento lo que la
Biblia nos dice acerca del cielo.
¿COMO SERA LA VIDA EN
EL CIELO?
De acuerdo a la Biblia, consideremos solo
algunas de las características más significativas del Cielo:
PRIMERO, sabemos que nuestra transición al cielo resultará en un cambio de
nuestra naturaleza espiritual. Pablo habló de LA ESPERANZA DE LA JUSTICIA que
aguardamos (Gálatas 5:5); la expectativa de ser hechos completamente justos. En Romanos capítulo 7, Pablo habló de ser
liberados de la lucha interna contra el pecado que mora dentro, mediante la liberación
de nuestro cuerpo mortal (Romanos 7:23-24). Juan dijo que cuando Jesús
aparezca, «seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es» (1 Juan 3:2). Aun ahora, se nos dice que mientras contemplamos «la gloria del Señor»
estamos siendo transformados gradualmente en Su imagen (2
Corintios 3:18).
Un día lo veremos «tal como Él es» Y cuando eso suceda, habrá algo en nuestra visión
de Él que purificará nuestros corazones de todo pecado y nos ligará
eternamente a Él. Un resultado de esta transformación será el perfeccionamiento de
las relaciones entre nosotros. En esta vida, nuestras relaciones son estorbadas por barreras creadas por el temor, el
orgullo, la envidia, la vergüenza, los estorbos, etc. Pero la Biblia dice que: «el perfecto
amor echa fuera el temor» (1 Juan 4:18). Cuando aprehendamos por
completo el amor perfecto que Dios tiene para nosotros y seamos
limpiados del pecado que mora actualmente en nosotros, las relaciones entre
nosotros, Dios y Cristo, serán finalmente las que Dios quiso que fueran.
SEGUNDO, en el Cielo nuestra comprensión
de la naturaleza de Dios será ampliada grandemente. San Pablo dijo que: «ahora vemos por espejo,
oscuramente» Pero
en el Cielo: «veremos cara a cara» y CONOCEREMOS
COMO FUIMOS CONOCIDOS (1 Corintios 13:12). Podemos aceptar que será este
conocimiento el que nos moverá a unirnos en forma espontánea al coro
celestial para cantar himnos de alabanza a Dios. De los pocos atisbos de la adoración celestial que se nos conceden en las
Escrituras, aprendemos que nuestra alabanza a Dios estará enfocada tanto en Quien es Él –– el
Dios eterno, santo y todopoderoso (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8) –– como
en lo que Él ha hecho (Apocalipsis 4:11; 5:9-14). Si nuestra adoración
a Dios está acallada ahora, es al menos en parte
porque todavía no comprendemos plenamente la grandeza de Su gloria y lo
sobrecogedor de Su obra creadora. Pero en el
Cielo obtendremos una percepción mucho más clara de la sabiduría de Dios,
desplegada en las complejidades de Su creación, y de Sus propósitos
maravillosos manifestados en Su obra redentora.
Algunos se han preguntado
cómo podríamos ser felices en el cielo, sabiendo que algunas de las criaturas
de Dios están soportando Su juicio eterno. Parece, sin embargo, que en el Cielo
obtendremos una perspectiva mucho más clara de la justicia
de Dios (Apocalipsis 18:20; 19:1-4). Tal vez la felicidad más perfecta del
Cielo sea imposible sin algún elemento de tristeza por la pérdida eternal de
aquellos que han rechazado la gracia de Dios. No hay duda, sin embargo, que
muchos de los misterios de la vida y de los caminos de Dios en nuestras vidas
individuales se entenderán mucho más claramente, llevándonos a unirnos en Su
alabanza.
Finalmente, hay toda razón
para creer que habrá una oportunidad de crecimiento en el Cielo; no un
crecimiento hacia la perfección, sino un crecimiento en la perfección.
Como hombre, Jesús era por cierto perfecto. Sin embargo,
las Escrituras nos dicen que Él «crecía en sabiduría,
en estatura y en favor con Dios y con los hombres» (Lucas 2:52). Las
Escrituras también nos dicen que una de las tres virtudes que permanecerán es
la esperanza; y de la cual algunos cristianos creen que permanecerá hasta el
regreso de Cristo (1 Corintios 13:13). Pues, cuando Cristo regrese de nuevo (la Biblia enseña
que Jesucristo regresará otra vez), ya no habrá más necesidad de esperanza;
pues la esperanza bienaventurada es la venida de Cristo (Tito 2:13); y una vez
que Cristo haya regresado por segunda vez, ¿para qué esperarla? Por
tanto, la esperanza es la expectativa de cosas cada vez mejores que están por venir; y eso incluye la
perspectiva de todos aquellos para quienes el Cielo será nuestro hogar eterno.
Que Dios les bendiga
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