sábado, 6 de agosto de 2016

¿QUÉ DIFERENCIA HACE EL CIELO?


¿QUÉ DIFERENCIA HACE EL CIELO?

Por todos lados de esta tierra escuchamos el mensaje de que la BUENA VIDA consiste en la acumulación de posesiones materiales; la adquisición de poder o el disfrute del placer sensual. Las Escrituras Bíblicas nos alientan a disfrutar de las muchas buenas cosas de la vida con las que podemos ser bendecidos (1 Timoteo 6:17). Pero la esperanza del Cielo debería recordarnos que este mundo y todo lo que está en él, está pasando (no es para siempre); que su gloria es solo por un tiempo (1 Juan 2:15, 17); que realmente somos EXTRANJEROS Y PEREGRINOS en este mundo (1 Pedro 2:11).

Es por eso que recibimos la exhortación a que pongamos nuestras mentes y corazones en el Cielo y a buscar las cosas de arriba (Colosenses 3:1, 3). Dios nos está urgiendo a abandonar lo que para Él son búsquedas triviales, las cuales terminan solo en vacío; y a que nos dediquemos a aquellas ambiciones que darán frutos, los cua­les nos acompañarán al próximo mundo espiritual. Cuando Jesús dijo que: «Busquemos primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás será añadido» (San Mateo 6:33), con esto Cristo nos estaba alentando a hacer de estas cosas nuestra prioridad más alta en la vida. Además, esta es una promesa de Dios expresada por Cristo de que, si nos mantenemos preparados para cuando llegue la ocasión de irnos de este mundo, Dios hará fácil que obtengamos todo lo que necesitemos mientras estemos en el mundo.

PIENSE EN ESTO: La esperanza del Cielo transforma nuestra perspectiva sobre la muerte.

Las Escrituras Bíblicas en ningún lugar dicen que como creyentes estamos inmunes o debemos negar la realidad de las penas que puede traer la muerte. MAS, EN CRISTO COMPARTIMOS SU VICTORIA SOBRE LA MUERTE.

La muerte hace que nos entristecemos, pero los que tenemos esperanzas seguras en Cristo, no nos entristecemos como aquellos que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13); sino más bien como aquellos que están seguros de reunirse con los seres queridos que han partido antes; de que vamos a recibir un cuerpo glorioso que nunca se debilitará; de que vamos a entrar en una nueva vida asombrosa mas allá de nuestros sueños más queridos; y de que vamos a estar por siempre con el Señor.

PIENSE EN ESTO: EL Cielo es real. El Señor Jesús le dijo al que fue una vez ladrón, pero que se arrepintió y fue perdonado: «De cierto te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lucas 23:43). En el cielo, las personas buenas y obedientes a los mandatos de Cristo vivirán eternamente felices. Este es el único modo de ser verdaderamente feliz; y eternamente feliz.

Que Dios les bendiga.

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